Gracias al modelo del Big
Bang se ha podido saber la historia del universo desde su inicio, saber que
podemos observar hoy y predecir cuál
será su destino. Durante muchos años la física fue almacenando evidencias de
que todas las fuerzas del universo se reducen a cuatros tipos; dos de estas la
experimentamos a diario conocida en el siglo XIX, la gravitatoria (Einstein) y
la electromagnéticas (Maxwell), y las otras dos conocida en el siglo XX, son
fuerzas nucleares y la fuerza débil.
Algo interesante también es
que aparecen dos tipos de materia: los quarks y los leptones. Los primeros
constituyen las partículas pesadas que forman el núcleo atómico, los protones y
los neutrones, mientras que los segundos son los conocidos electrones, pero
también otros tipos de partículas más exóticas como los neutrinos, que
constituyen un modelo llamado estándar.
También aparecen tres
grandes periodos que podemos distinguir primitivo, físico y astronómico. El
primero va desde el instante inicial hasta el final de la inflación en la cual
conocemos los grandes rasgos pero no los detalles. La segunda llega hasta el
momento en que empiezan a formarse las primeras estructuras astronómicas
conocidas y por lo tanto hay pruebas teóricas y observacionales sólidas que
apoyan la historia que se cuenta. El tercero llega hasta el presente, que
forman parte del conocimiento astronómico actual.
La edad oscura acaba en
torno a los 500 millones de años después del Big Bang cuando se encienden las
primeras estrellas y galaxias llamado astronómico y que actualmente todavía no
tenemos una teoría bien establecida de su formación primordial.
Lo más importante de todas
las investigaciones y observaciones que han aportado los científicos y fiscos
acerca del big bag, es que actualmente no se tiene una teoría clara de cómo se
originó el universo y hay muchas especulaciones sobre este, como de la
existencia de un Universo de más dimensiones (un multiuniverso) u otros
universos.
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